Tal vez sea difícil recordar cuándo fue la última vez que jugaste con tus hijos. Sin embargo jugar para los niños es algo fundamental en su desarrollo físico y mental y más aún con la participación de sus papás, ya que el juego en familia ayuda a construir una familia más sólida y unida.
Está demostrado que los niños que juegan con sus papás además de divertirse van aprendiendo a desenvolverse mejor en la vida a pesar de su inocencia. Formar parte de los juegos de los hijos contribuye a su bienestar y felicidad. Las familias en las que generalmente los padres juegan con sus niños, crecen más unidas y se desarrolla más la confianza entre padres e hijos.
A pesar del poco tiempo con el que cuentan los padres hoy en día, hay que buscar el espacio y brindarles a sus hijos la atención que ellos necesitan, y que mejor manera que formar parte activa de sus juegos, risas y fantasías. Además mediante el juego se pueden cultivar muchos valores como el compañerismo, la generosidad y la amistad; también desarrollan su capacidad de atención, su creatividad, su fluidez verbal, aprenden a relacionarse mucho mejor con quienes los rodean, trabajar en equipo, compartir, negociar, resolver conflictos y defender sus puntos de vistas.
Es aconsejable que los padres dediquen al menos media hora diaria a jugar con sus hijos. Ahora bien, a la hora de jugar tendrán que dejar de ser padres y ser más niño, siempre deje que sean ellos quienes elijan el juego, ustedes solo participen sin importarles lo que tengan que hacer, ya sea tirarse en el suelo o gritar, eso hará que sus hijos lo vean como el amigo más divertido.
Aproveche el tiempo en que sus niños son pequeños y disfrute esta etapa al máximo, pues tal vez cuando ellos crezcan ya sea demasiado tarde. El tiempo que dedica a jugar con ellos es una dosis de felicidad que les ayudará a eliminar las tensiones y el estrés de la vida cotidiana.
Ahora piensen y respondan la pregunta: ¿Cuándo fue la última vez que jugaste con tus hijos? Ellos necesitan de su presencia.